“Las vacunas son uno de los mejores inventos en la historia de la medicina. Hasta la fecha, ningún producto médico ha salvado más vidas a escala mundial”.
No hay ninguna parte de nuestras vidas que no sea afectada por la política. Así sucede con la educación que recibimos, los impuestos que pagamos, la religión, la economía, los trabajos disponibles y nuestro sistema de salud. Estemos o no de acuerdo, nada funciona sin alguna forma de intervención del gobierno y los políticos.
La actual pandemia del coronavirus no es una excepción. La pandemia, al igual que la vacuna del Covid-19, son ejemplos de cómo la politización de una crisis de salud a nivel global generó desinformación, pánico y desconfianza pública.
Desde el comienzo de la pandemia, cada aspecto del Covid-19 se ha politizado; tanto por la izquierda, como por la derecha. El origen, los protocolos de confinamiento, los mandatos de las mascarillas, los diagnósticos por PCR, el tratamiento e incluso la mortalidad asociada al virus fueron politizados. En este entorno de politización, prejuicio y desinformación se desarrolló la vacuna contra el Covid-19 bajo la presidencia de Donald Trump.
Cuando Trump anunció el desarrollo de la vacuna, que estuvo disponible poco antes del final de su mandato presidencial, las demócratas Nancy Pelosi y Kamala Harris criticaron el histórico logro del presidente republicano. El criticismo no tuvo nada que ver con la vacuna; se trataba del presidente Trump. Aparentemente, la nueva vacuna no tenía mérito ni credenciales suficientes por haberse desarrollado durante el gobierno de Trump. Si esto no es politización, no sé cómo podría llamarse.
El liderazgo de Donald Trump dejó al país con la vacuna, la mejor arma para salvar vidas, combatir el coronavirus y poner fin a la pandemia. Desafortunadamente, la oposición hacia el presidente y la desinformación sobre la vacuna convirtieron uno de los mayores logros de Trump en una oleada de sesgo y confusión. De hecho, nunca en la historia de la medicina se ha criticado y tergiversado tanto el desarrollo y uso de una vacuna.
Antes de profundizar este fenómeno en detalles, cabe mencionar algo de vital importancia. Las vacunas son uno de los mejores inventos en la historia de la medicina. Hasta la fecha, ningún producto médico ha salvado más vidas a escala mundial. Desde la viruela hasta el Covid-19, millones de personas han sobrevivido a múltiples enfermedades infecciosas debido a las vacunas. Este hecho histórico es a menudo ignorado por grupos que se oponen al uso de las vacunas.
Desinformación
Los críticos tergiversaron el papel de los ingredientes de las vacunas de mARN (Pfizer y Moderna). Me refiero específicamente a la Proteína Spike y las Nanopartículas. Ambos componentes son necesarios para garantizar el funcionamiento, estabilidad y eficacia de la vacuna. La producción de las Proteínas Spike es crucial para generar la respuesta inmune y la producción de anticuerpos. Las Nanopartículas impiden la degradación de la vacuna y facilitan su entrada a las células. Los opositores denunciaron múltiples complicaciones y reacciones adversas supuestamente causadas por estos ingredientes. Expertos en vacunas y Centros Médicos del país desmintieron tales denuncias.
Otra afirmación errónea y común fue que la vacuna del Covid -19 ni siquiera era una vacuna. Se dijo incluso que la vacuna contenía metales, sustancias tóxicas ocultas y un microchip para espiar a la población. Ninguno de estos componentes está incluido en la vacuna.
Algunos alegaron que la vacunas mARN contra el coronavirus causaban infertilidad y que se fabricaron con tejidos fetales. Estas afirmaciones son incorrectas. Ningún estudio científico ha demostrado que las vacunas del Covid-19 causen problemas de fertilidad, ya sea en hombres o mujeres. Ninguna de las vacunas mARN usadas en los EEUU contiene tejido fetal.
Otros difundieron rumores de que la vacuna transmitía el Covid-19 y que era la causa de las mutaciones. Las vacunas que se utilizan contra el coronavirus no son vacunas vivas y no contienen el virus; por lo tanto, no pueden transmitir la infección. Por otro lado, las mutaciones son eventos genéticos moleculares vistos con frecuencia en los virus RNA. Lo mismo sucede con el resfriado común, la Influenza y otros virus similares.
Otro mito que se extendió rápidamente fue la idea de que la vacuna se desarrolló en forma apresurada y sin pasar las pruebas científicas necesarias. La realidad es distinta. La investigación sobre las vacunas de mARN comenzó en 1989. Las pruebas científicas continuaron durante los brotes de SARS-Cov-1 en 2002 y MERS-Cov en 2012. Las 3 vacunas utilizadas en los EEUU (Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson) se investigaron extensamente, tanto en estudios preclínicos hechos en animales de laboratorio, como en estudios clínicos realizados en humanos. Miles de personas participaron en múltiples pruebas antes que las vacunas fueran autorizadas para uso emergente en diciembre de 2020 y enero de 2021.
Según el Dr. Gregory Poland, especialista en vacunas y enfermedades infecciosas en la Clínica Mayo, las vacunas contra el Covid-19 son las vacunas más estudiadas en la historia de la medicina.
Desde que comenzó la vacunación contra el Covid-19, se difundió la noticia que las vacunas de ARNm podrían alterar el genoma de las células. No es así. El material que contiene la vacuna no penetra el núcleo celular; por lo tanto, las alteraciones genéticas no son posibles. La idea de que se trata de una terapia genética modificadora del ADN is incorrecta.
Algunos medios dijeron que las vacunas de mARN causaban con frecuencia reacciones alérgicas graves (anafilaxia). Estas reacciones se han reportado con las vacunas, igual que con otros medicamentos; sin embargo, la incidencia es extremadamente rara. Reacciones anafilácticas ocurren entre 2.5 a 4.7 por millón de casos vacunados. Es más probable desarrollar reacciones anafilácticas con algunos medicamentos de uso diario que con las vacunas aprobadas para el Covid-19.
Otro concepto erróneo que aún circula en los medios de comunicación es que más personas mueren por la vacuna que por el coronavirus. Esta afirmación se originó, en gran parte, debido a datos tergiversados obtenidos del VAERS (Sistema de notificación de eventos adversos de las vacunas).
VAERS
Desafortunadamente, muchos desconocen qué es el VAERS y cómo funciona. VAERS es un sistema de recopilación de datos pasivo creado por los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) en 1990 para detectar posibles efectos adversos de las vacunas. Cualquier persona – aunque no viva en EEUU, aunque no sea médico o familiar del paciente – puede notificar una queja a VAERS. El denunciante no necesita proporcionar evidencias de que la vacuna fue la causa de la reacción. Algo más, VAERS acepta reportes de todas las vacuna en uso y de cualquier lugar del mundo.
El sistema de VAERS no confirma la veracidad del informe, solo lo registra. En otras palabras, no se puede establecer una relación causal utilizando la información proporcionada al VAERS.
Cabe mencionar que en EEUU los trabajadores de salud deben informar a VAERS reacciones adversas relacionadas a las vacunas del Covid-19.
Después que se presenta una queja, VAERS asigna el reporte a otras agencias de los CDC para iniciar la investigación necesaria. Así fue como se detectaron casos de trombosis, miopericarditis, Síndrome de Guillain Barre y otros efectos adversos relacionados a las vacunas. Estas reacciones son extremadamente raras. Al contrario, complicaciones cardíacas, neurológicas y trombóticas ocurren con frecuencia en pacientes infectados por el coronavirus. Estos casos han sido extensamente reportados en la literatura médica.
Reacciones adversas de las vacunas
Los opositores a las vacunas tienden a ignorar las complicaciones causadas por el coronavirus, mientras exageran las reacciones relacionadas a la vacuna. Lamentablemente, esta desinformación se difunde a diario en la prensa nacional e internacional.
A continuación menciono tres reacciones adversas importantes que se han reportado con las vacunas del Covid-19.
Síndrome de Guillain Barré
El Síndrome de Guillain Barré (GBS, por sus siglas en inglés) es una enfermedad que ataca los nervios causando debilidad muscular y a veces parálisis. Aproximadamente 100 casos de GBS se reportaron después que 12.8 millones de personas recibieron la vacuna Johnson & Johnson.
Infecciones virales incluyendo Influenza, Epstein Bar, Zica y Covid-19 también pueden causar GBS.
Según datos estadísticos médicos es más probable desarrollar GBS a partir de una infección que a causa de las vacunas contra el Covid-19. Un informe de la Cleveland Clinic reveló que el riesgo de GBS después de recibir la vacuna J&J es de 0.0008%.
Dada la rareza de esta reacción y el mayor riesgo de contagio, complicaciones y muertes debido al coronavirus, las estadísticas favorecen la vacunación con J&J independientemente de los casos reportados de GBS.
Miopericarditis
En EEUU, después de administrarse aproximadamente 300 millones de dosis de las vacunas mRNA se reportaron 1.226 casos de miopericarditis.
Según VAERS, para los hombres de 25 a 29 años, el riesgo de miopericarditis después de la segunda dosis de la vacuna es 20.4 por millón, o aproximadamente 1 en 49.019 casos.
Según Vaccine Safety Datalink (VSD, por sus siglas en inglés) para los hombres de 12 a 39 años, el riesgo de miopericarditis después de la segunda dosis es de 32.0 por millón, o 1 en 31.250 casos. Vaccine Safety Datalink es un proyecto del CDC establecido en 1990 para estudiar los efectos adversos de las vacunas.
Un estudio en Canadá reveló que la incidencia total de miopericarditis fue 8.7 por millón después de recibir la segunda dosis de Pfizer y 28.2 por millón después de las dos dosis de Moderna. El mismo estudio reportó una incidencia más alta entre jóvenes de 18 y 24 años. En este grupo la incidencia fue 37.4 por millón con Pfizer y 263.2 por millón con Moderna.
Un estudio a gran escala en EEUU publicado in NewScientist reportó 450 casos de miopericarditis por millón de casos en pacients infectados con Covid-19 y 77 casos por millón en personas vacunadas. El estudio incluyó ambas vacunas mRNA; Pfizer y Moderna.
Otro estudio en Israel reveló que el riesgo de miopericarditis asociado a la vacuna de Pfizer was de 1 a 5 casos por 100.000 vacunados. El estudio incluyó a 884.828 personas.
La gran mayoría de pacientes con miopericarditis debido a la vacuna se recuperan completamente y sin ninguna complicación. No podemos decir lo mismo sobre el coronavirus. El 20% de pacientes con Covid-19 desarrollan síntomas crónicos. Estos casos se los conoce como Síndrome Post Covid o Long Haulers. Algo más, la incidencia de miopericarditis debido al coronavirus es 6 veces mayor comparado con la vacuna.
Si bien algunos críticos alegan que los médicos y las autoridades de salud ignoran esta reacción, una advertencia sobre el riesgo de miopericarditis forma parte de la hoja informativa de la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés)
The American Heart Association dijo: “Los hechos son claros, este es un efecto secundario extremadamente raro, y solo un número muy pequeño de personas lo experimentará después de la vacunación”.
Coágulos y Trombocitopenia
Aunque es poco común, la vacuna de Johnson & Johnson puede causar trombos y trombocitopenia (disminución de plaquetas). Esta complicación, conocida como Síndrome Trombocitopénico Trombótico ocurre en 1 de cada 533 mil casos vacunados.
Covid-19 es una condición de hipercoagulabilidad (trastorno que causa que la sangre se coagule más fácilmente de lo normal). El riesgo de trombosis causada por el coronavirus es mucho mayor en comparación con el riesgo asociado con la vacuna.
Informes al comienzo de la pandemia revelaron que aproximadamente un tercio de los pacientes hospitalizados debido al coronavirus desarrollaban complicaciones trombóticas. El riesgo de coágulos es común en casos severos. Entre 5% y 10% de pacientes con Covid-19 que requieren cuidados intensivos tienen problemas de tromboembolismo. Estos pacientes pueden desarrollar infartos del corazón, accidentes cerebrovasculares, embolismos pulmonares y otras complicaciones.
Los trastornos de coagulación causados por el coronavirus son tan frecuentes que todos los pacientes hospitalizados con Covid-19 reciben tratamiento profiláctico con anti-coagulantes.
Mortalidad
Reportes de fatalidades no necesariamente confirmadas pero atribuidas a las vacunas son temas comunes en algunos medios de comunicación; sin embargo, casos fatales asociados al Covid-19 son con frecuencia desestimados.
Es un error asumir que una muerte que ocurre después de adquirir Covid-19 se debe necesariamente al virus. Del mismo modo, una muerte después de recibir la vacuna no es necesariamente causada por la vacuna. La gente fallece por múltiples causas todos los días. En EEUU aproximadamente cada 35 segundos muere un persona por motivos cardíacos.
Aún si consideramos que cada reporte suministrado al VAERS es confiable y verídico, la posibilidad de morir debido al coronavirus es mucho más alta que la posibilidad de morir debido a la vacuna. Médicos que ven pacientes afectados por la pandemia son testigos de la severidad, complicaciones y muertes asociadas al Covid-19.
Los críticos claman que la vacunación no es necesaria ya que la mortalidad del coronavirus es solo de alrededor del 1%. En un país como EEUU con 330 millones de personas, tal número equivaldría a 3.3 millones de muertes.
La tasa de mortalidad asociada al Covid-19 varía según la edad del paciente y condiciones médicas preexistentes. El riesgo de muerte podría ser menor al 1% o mayor al 15%, especialmente en ancianos y pacientes con enfermedades que comprometen el sistema inmune.
Según los CDC, VAERS recibió 6.207 informes de muertes entre las personas vacunadas hasta julio 21 del presente año. Dado que se habían administrado más de 338 millones de dosis de vacunas contra el Covid-19 hasta esa fecha, estos datos reflejan una relación entre vacunación y mortalidad del 0.0018%.
Desde el 14 de diciembre de 2020 hasta el 27 de septiembre de 2021 se administraron más de 390 millones de dosis de vacunas Covid -19 en los Estados Unidos. Durante este periodo, VAERS recibió 8.164 informes de muertes entre las personas vacunadas. Si cada uno de estos informes es verídico, la mortalidad asociada a la vacuna sería de 0.0021%.
Grupos opositores dijeron recientemente que 45.000 personas han fallecido en EEUU debido a la vacuna. Este número no ha sido confirmado; sin embargo, si la cifra es correcta, la tasa de mortalidad asociada a la vacuna del Covid-19 sería de 0.00011538%.
Cabe recalcar que la FDA exige que los proveedores de atención médica notifiquen al VAERS cualquier muerte después de la vacunación contra Covid-19; incluso si no está claro si la vacuna fue la causa del fallecimiento.
Después de que comenzó la vacunación masiva en EEUU, las infecciones, las hospitalizaciones y las muertes asociadas al coronavirus disminuyeron significativamente en todo el país. La eficacia de la vacuna fue evidente en hospitales y asilos de ancianos. Aún así, según los opositores, la vacuna no funciona. Al mismo tiempo, los medios opuestos continúan desestimando millones de infecciones que se han prevenido desde diciembre 2020.
A pesar de la fuerte oposición, el programa de vacunación ha tenido éxito. Según un estudio publicado por la Escuela de Salud Pública de Yale, la campaña de vacunación lanzada en Estados Unidos a fines del año pasado ha salvado aproximadamente 279.000 vidas y evitado 1.25 millones de hospitalizaciones. El reporte de Yale examinó el impacto de la vacunación desde octubre de 2020 hasta julio de 2021.
Los hallazgos de Yale fueron significativos. Los beneficios médicos de la vacuna no pueden subestimarse.
El antagonismo hacia la vacunación del Covid-19 dio lugar a una miríada de videos, artículos y entrevistas que circulan en el Internet y las redes sociales. Según los opositores, el objetivo es difundir la “verdad” sobre la vacuna. Algunos – no necesariamente médicos o especialistas en enfermedades infecciosas – aconsejan al público evitar la vacunación. La falta de eficacia, la incidencia de reacciones adversas y las reinfecciones después de vacunarse justifican la oposición a la vacuna, afirman los críticos.
Reinfecciones
Hay varias razones por las que un paciente puede adquirir Covid-19 a pesar de estar vacunado.
Eficacia de la vacuna
Como sucede con otros medicamentos, la vacuna no es 100% efectiva. Según informes iniciales, las vacunas mARN protegen alrededor del 95% de los vacunados y la vacuna Johnson & Johnson alrededor del 66%. Estos porcentajes representan un alto grado de eficacia. En comparación, la vacuna contra la influenza tiene una efectividad del 50% y se usa todos los años en los EEUU con excelentes resultados.
Cuanto más tiempo circula y sobrevive un virus, más posibilidades de mutaciones surgen. Este fenómeno se aplica a todos los tipos de virus mutantes, incluyendo el Covid-19. Mientras más mutaciones aparezcan, es menos probable que la vacuna mantenga su efectividad. Desde un punto de vista epidemiológico, es poco realista pensar que una vacuna mantendrá su eficacia inicial frente a un virus que sufre mutaciones frecuentes. Este es el caso de Covid-19. Algo similar ocurre con los antibióticos. Es difícil o imposible mantener la misma eficacia contra una bacteria mutada que ha desarrollado resistencia a los antibióticos.
Algunas vacunas no duran indefinidamente. Si así fuera, muchas enfermedades infecciosas requerirían una sola vacuna de por vida. La Influenza, el Tétanos, el Neumococo y otras enfermedades infecciosas requieren refuerzos. Es probable que lo mismo suceda con las vacunas del Covid-19. Según datos revelados recientemente, el efecto protector de la vacuna podría durar entre seis y ocho meses.
Diversidad de la población
Los ancianos y pacientes con inmunodeficiencias o enfermedades crónicas no responden a las vacunas como lo hacen las personas jóvenes y saludables. De hecho, la respuesta inmune de estas personas a cualquier vacuna tiende a ser menos eficiente y menos duradera. En EEUU el 3% de la población padece afecciones que comprometen el sistema inmunológico. No podemos esperar 100% de eficacia con cualquier vacuna en estos pacientes.
Por estos motivos, no es infrecuente que ciertas personas sufran reinfecciones, a pesar de haber recibido la vacuna. Lo mismo ocurre con otras infecciones que requieren vacunación. En este sentido, el Covid-19 y sus vacunas no son una excepción a sucesos médicos establecidos.
Antes de la vacuna, las infecciones por Covid-19 aumentaron en todos los grupos de edad entre septiembre de 2020 y enero de 2021. Este fue el período con el pico más alto de casos en EEUU. La vacunación comenzó en diciembre de 2020. A partir de enero 2021, el número de casos, visitas a los cuartos de emergencia, hospitalizaciones y muertes asociadas a la pandemia disminuyeron en todo el país.
La Variante Delta
El éxito de las vacunas Covid-19 fue ampliamente documentado. Seis meses después de que comenzara la vacunación, muchos pensaron que la pandemia llegaría a su fin. Lamentablemente, la realidad fue otra. Menos del 50% de la población se había vacunado y una mutación del virus conocida como “Variante Delta” comenzó a diseminarse en varios estados.
La variante Delta resultó ser la mutación más contagiosa del coronavirus y en pocos meses se convirtió en la cepa predominante en Estados Unidos. Las autoridades de salud informaron que Delta era 50% más contagiosa que las variantes anteriores. Al momento de escribir este artículo, Delta representa más del 90% de los casos de Covid-19 en el país.
Varios estudios señalaron que las 3 vacunas aprobadas en los Estados Unidos (Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson) tenían más del 50% de eficacia contra la variante Delta. Pfizer reportó un 30% de protección con la primera dosis y cerca de un 90% de protección con la segunda dosis.
No obstante el repunte de los casos, la presencia de la variante Delta y la eficacia de las vacunas, los críticos continuaron atacando el programa de vacunación. Las vacunas no funcionan, están matando a miles de personas y han provocado multitud de reacciones adversas, señalaron algunos medios de comunicación.
Inmunidad Natural
Varios informes reportaron recientemente un aumento en los casos de reinfección en pacientes previamente vacunados. Ante esta situación, los grupos opositores cuestionaron de nuevo la eficacia de la vacuna. Como mencioné arriba, hay varias razones médicas responsables por el repunte de los casos. No obstante este hallazgo y contrario a la aseveración de algunos medios, la mayoría de los contagios, hospitalizaciones y muertes asociadas a la pandemia ocurren en pacientes que no estuvieron vacunados.
Es importante reconocer que la inmunidad conferida por la vacuna no es perfecta, especialmente cuando se trata de virus mutantes, ancianos y pacientes con enfermedades crónicas o deficiencias del sistema inmunológico; sin embargo, negar los beneficios de la vacuna en tiempos de pandemia es un error con peligrosas consecuencias.
Según varios estudios recientes la immunidad natural adquirida después de contagiarse con el coronavirus podría ser más fuerte y duradera que la immunidad otorgada por la vacuna. En base a estos reportes los críticos dijeron que la vacunación contra el Covid-19 no era necesaria. Este enfoque omite un hecho médico importante. La immunidad natural no es homogénea y varía de persona a persona, especialmente en aquellos de edad avanzada y pacientes con enfermedades crónicas preexistentes. El riesgo de una infección altamente transmisible, peligrosa y potencialmente fatal en este segmento de la población no puede subestimarse. De hecho, los grupos más beneficiados de la vacuna han sido precisamente los pacientes considerados de alto riesgo.
Politización
La politización de la vacuna no se limita a los grupos de oposición. La Administración Biden ha impuesto la vacunación a millones de empleados del sector privado a través de un mandato legislativo del gobierno. El presidente emitió este mandato sin consultar con la Federal Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés). Irónicamente, Biden no impuso los mismos requisitos a los extranjeros ilegales que cruzan la frontera o a los refugiados afganos que llegan a Estados Unidos. ¿Porqué?
La FDA rechazó recientemente (por mayoría de votos) recomendar refuerzos de vacunas para la población general menor de 65 años. Según la agencia, los refuerzos se recomiendan solo en los siguientes casos:
* Personas de 18 a 64 años de edad con frecuente exposición ocupacional o institucional al coronavirus y alto riesgo de complicaciones graves asociadas con la infección.
Joe Biden no es el único demócrata que ha politizado el uso de la vacuna. Recientemente, todos los demócratas del Comité Judicial de la Cámara de Representantes se opusieron a una enmienda que requería la vacunación de extranjeros que buscaban ajustar su estatus migratorio para permanecer en el país. Al contrario, todos los republicanos apoyaron la medida.
A pesar que cientos de miles de ilegales han cruzado la frontera sur del país desde que Joe Biden asumió la presidencia, la portavoz de La Casa Blanca confirmó en una reciente conferencia de prensa que la Administración no impondrá la vacunación mandatoria a los inmigrantes ilegales. Este es otro ejemplo de politización innecesaria, inapropiada y peligrosa en tiempos de pandemia.
Menores y mujeres embarazadas
Recientemente ha habido un aumento en los casos de Covid-19 entre niños y adolescentes. Al momento de escribir este artículo, uno de cada cuatro contagios en EEUU es un menor de edad.
Por lo general, el pronóstico de Covid-19 en menores de edad es excelente. De hecho, estos pacientes tienen bajo riesgo de transmitir la infección, sufrir enfermedad severa o requerir hospitalización; sin embargo, casos fatales y complicaciones ocurren, especialmente en menores que padecen enfermedades crónicas o deficiencias del sistema inmune.
Hasta la fecha, más de 500 menores han muerto por la pandemia en este país. La mayoría de estos pacientes no fueron vacunados. Recordemos que la vacuna de Pfizer es la única aprobada en EEUU para el Covid-19 en niños de 12 a 15 años.
Otro grupo de pacientes considerado de alto riesgo son las mujeres embarazadas. En los últimos meses se ha reportado un aumento de contagios en mujeres embarazadas, incluso pacientes con enfermedad grave y casos fatales. Covid-19 en mujeres embarazadas se asocia con una mayor incidencia de eclampsia, preeclampsia, parto prematuro, trastornos de coagulación y otras complicaciones. Al igual que en los menores, muchas infecciones en mujeres embarazadas ocurren en pacientes no previamente vacunadas
Las complicaciones derivadas del coronavirus contraído en mujeres embarazadas pueden ser mucho más graves y se observan con más frecuencia comparado con la vacuna. Además, la vacuna no está contraindicada durante el embarazo. Es la razón por la que mujeres embarazadas a menudo se vacunan en los hospitales de EEUU.
Desafortunadamente, el impacto de Covid-19 en menores y mujeres embarazadas ha sido uno de los aspectos médicos de la pandemia que más se ha pasado por alto.
Postura médica
En junio de 2021, The American Medical Association (AMA, por sus siglas en inglés) publicó una encuesta nacional entre médicos en ejercicio en el país. La encuesta, realizada del 3 al 8 de junio, reveló que más del 96% de los médicos habían sido completamente vacunados contra el Covid-19. El estudio no mostró diferencias significativas en las tasas de vacunación en las diferentes regiones del país. De los médicos que no fueron vacunados, el 45% planeó vacunarse.
La encuesta de AMA fue la primera realizada para recopilar datos específicos sobre las tasas de vacunación contra el coronavirus entre los médicos en ejercicio. El estudio mostró un aumento de más del 20% en médicos completamente vacunados en comparación con una encuesta de Medscape realizada en mayo de 2021.
¿Porqué casi el 100% de los médicos encuestados decidieron vacunarse? ¿Habría algún médico tomado esta decisión sabiendo que la vacuna era ineficaz o sabiendo que el riesgo de morir por la vacuna era mayor que el riesgo de morir por Covid-19?
No solo los médicos apoyan la vacunación. Los hospitales y las Organizaciones de Salud comparten el mismo criterio. Esta es la posición de the American College of Physicians, the American Nurses Association, the American Academy of Pediatricians, the Infectious Diseases Society of America, the American College of Cardiology, the American College of Obstetricians and Gynecologists, y muchas más.
Conclusión
La desinformación sobre la vacunación del Covid-19 incentivó a varios centros médicos en los EEUU y otros países a publicar artículos y videos educativos que clarifican los mitos, inexactitudes y errores mencionados anteriormente.
Al momento de escribir este artículo, se han administrado casi 400 millones de dosis de las vacunas en los EEUU. El porcentaje de la población vacunada es del 64.3% y el porcentaje de la población que ha recibido dos dosis es del 55.4%.
Nueve meses después de que comenzara la vacunación del Covid-19 en los EEUU, podemos concluir confidentemente los siguientes beneficios sobre la vacuna:
* Disminuye la mortalidad asociada con la pandemia.
En medicina se utilizan decenas de vacunas para prevenir múltiples enfermedades infecciosas. Algunas de estas infecciones se han erradicado por completo, otras están cerca de ser erradicadas y otras han disminuido significativamente.
De 1990 a 2016, los casos de Sarampión se redujeron en un 93% y los casos de Difteria y Tétanos en un 89%. Durante este período se salvaron casi 2 millones de vidas. Estos son solo 3 ejemplos del impacto global de los programas de vacunación.
En general, se estima que las vacunas previenen la muerte de 2,5 millones de niños menores de 5 años cada año. De hecho, las vacunas previenen las muertes en todos los grupos de edad después del nacimiento.
Es justo decir que el mundo no sería el mismo sin las vacunas. No solo habrían muerto millones, sino que muchos más sufrirían enfermedades debilitantes crónicas o incapacidades físicas y mentales.
La humanidad se ha beneficiado enormemente de esta medicina por más de 200 años. El número de vidas salvadas a nivel mundial es incontable.
Juan Torres, MD
Nota: el propósito de este artículo es informar y aclarar el papel, los beneficios, el impacto y las posibles reacciones adversas de las vacunas Covid-19. Es el deseo del autor que el público pueda tomar una decisión informada sobre el proceso de vacunación en base a los datos y hechos expuestos. El artículo no intenta promover o analizar los mandatos de vacunación que se discuten actualmente en el país.
* Actualizado Octubre 8, 2021