
¿Qué son los “intereses del pueblo”? Este concepto ha sido utilizado de manera indiscriminada a lo largo y ancho de Latinoamérica para justificar toda clase de arbitrariedades, abusos y atrocidades por parte del Estado. Ha sido empleado para atacar a unos y ensalzar a otros como defensores o atacantes de los “intereses del pueblo” y, a pesar de todo esto, no tenemos una idea clara de lo que es.
Podemos afirmar que el contenido de este concepto, si bien no es unívoco ni falto de polémica, si tiene un mínimo común, que podríamos denominar como “intuitivo” en tanto que sin saber con exactitud lo que es, podemos decir con cierta vaguedad lo que aparentemente es. Así, tanto para la prensa como para la política, utilizando un lenguaje políticamente correcto, se denomina “intereses del pueblo” a cualquier medida estatal de control o represión; en el fondo, a cualquier medida socialista.
Ya estamos en posición de vislumbrar la primera gran falacia del concepto (o su contenido intuitivo): la petición de principios. En efecto, cuando en el discurso público se habla de los “intereses del pueblo” implícitamente se asume que estos se identifican con las políticas socialistas, y por lo tanto todo lo que no sea socialista no protege los “intereses del pueblo” y la única manera de proteger los “intereses del pueblo” es aplicando políticas socialistas. La falacia aquí consiste en usar como punto de partida la conclusión a la que se quiere llegar (en este caso, la plena identificación entre el socialismo y los “intereses del pueblo”).
Descartada la identificación conceptual desde el punto de vista lógico, estamos en condiciones de afirmar que, por lo menos, no necesariamente una política socialista protege los “intereses del pueblo”, por cuanto son conceptos distintos.
Ahora, pasando a un segundo estadio en la argumentación, corresponde hacernos cargo de dotar de contenido a la frase “intereses del pueblo”, toda vez que hemos vaciado su contenido. Advertimos desde ya que éste es un problema de difícil resolución y que la respuesta que en estas breves líneas se intenta es sólo una aproximación, ya que lo realmente importante ha sido demostrado.
Un análisis libre de prejuicios nos permitirá concluir que lo que interesa al pueblo es lo que le conviene al pueblo. Con esto descartamos cualquier política pública que se dirija en beneficio de unos pocos, o que perjudique a muchos, sin necesariamente identificar esta idea con alguna tendencia ideológica determinada. Solo basta con descubrir lo que al pueblo le conviene.
¿Qué le conviene al pueblo? En este punto, eso equivale a decir qué son los “intereses del pueblo”. Es en este punto en donde tomaremos un camino que podría ser cuestionable para algunos (pero no para nosotros) y diremos, apoyados por la historia reciente de Latinoamérica, que lo que conviene al pueblo es justamente lo contrario al estatismo exacerbado.
Nadie podía sostener que el modelo venezolano, por tomar el más paradigmático, conviene a los venezolanos; y sin embargo, Maduro y el chavismo se empeñan en sostener que todo lo que hacen es en protección de los “intereses del pueblo”, como si esa equivocada concepción de lo que conviene al pueblo los exonerara de las vejaciones a las que han sometido al país. Podemos encontrar otros ejemplos en la Argentina, o lo que recientemente sucede en Chile, donde amparados por los “intereses del pueblo” el socialismo ha atacado justamente la esencia de dicho concepto.
Sorprende y atemoriza descubrir en este punto que la denuncia hecha tantas décadas atrás por George Orwell en su novela “1984” siga siendo tan certera en nuestros días. Los socialismos latinoamericanos son maestros del “doblepensar”, ya que para proteger los “intereses del pueblo” atacan y perjudican los “intereses del pueblo”, francamente impresentable.
A lo largo de la historia del siglo XX y lo que va del siglo XXI es la libertad y sus herramientas –entre ellas, el libre mercado, el libre comercio y la libertad empresarial—son lo que han convenido a los pueblos, lo que ha generado la mayor riqueza y progreso, y ha permitido a más personas salir de la pobreza; por contrapartida, el socialismo oprime, restringe y condena a los pueblos a la miseria.
De ahora en adelante no tema en decir que Ud. protege los “intereses del pueblo”, es hora de quitarle el concepto a la izquierda y demostrar que sólo la libertad es el camino. Eso sí está en los “intereses del pueblo”.
Fuente: Libertad