Cuando, apenas unas semanas después de asumir el cargo, Donald Trump nominó a Neil Gorsuch para la corte suprema, el recién inaugurado presidente de Estados Unidos cumplió una promesa central de su campaña: reemplazar al fallecido juez Antonin Scalia por un conservador de buena fe.
Los republicanos están trabajando con Trump para lograr un número récord de nombramientos en los tribunales federales.
Estos nuevos hombres, en su mayoría jóvenes, estarán en posición de gobernar sobre una legislación que podría cambiar a Estados Unidos durante años.
Pero el nombramiento más polémico sería una segunda nominación a la corte más alta de la tierra.
El potencial de Trump para instalar a otro juez en el banco de nueve asientos, según algunos expertos legales, podría tener profundas consecuencias en temas que van desde la salud reproductiva de las mujeres hasta los derechos LGBT.