
Ayer se cumplió el tercer aniversario del ataque a Charlie Hebdo, cuando fundamentalistas islámicos arremetieron contra los caricaturistas franceses que hicieron una sátira de su profeta: Mahoma.
En solidaridad con las víctimas, millones de personas -alrededor del mundo- cambiaron su foto de perfil de Facebook. Agregaron los colores de la bandera francesa y el lema #JeSuisCharlie -Yo Soy Charlie- en defensa de la libertad de expresión y el rechazo al terrorismo.
Ahora, lejos de rechazar el terrorismo, los franceses le rinden tributo; está en exposición un tributo titulado “Che en París”, dedicado al guerrillero marxista Che Guevara. Lo organiza nada menos que el ayuntamiento de París.
En 1964, frente a la Asamblea General de la ONU, el Che Guevara dijo: “Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando, mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte.”
Socialismo
Pese a las declaraciones asesinas de Guevara, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, describió como un “icono romántico” a quien supervisó la tortura y ejecución de sus enemigos mientras estaba a cargo de la prisión de La Cabaña en La Habana; situación que le ganó el apodo de “El Carnicero de La Cabaña”.
Según reporta el diario inglés Spectator, la alcaldesa de París no es la primera socialista francesa que elogia a los marxistas sudamericanos. Jean-Luc Mélenchon, el líder de la extrema izquierda Francia Insoumise, era admirador de Hugo Chávez.
Asimismo, en 2016 la excandidata presidencial socialista, Ségolène Royal, viajó a Cuba para el funeral de Fidel Castro, describiendo al hombre que asesinó a miles de cubanos como “un monumento a la historia”.
En respuesta a las críticas recibidas, cuando volvió a Francia, Royal dijo que era el trabajo de los historiadores examinar la “luz y sombra” de la era de Castro. Asimismo, quien fue su pareja sentimental por 30 años, el expresidente de Francia- François Hollande- fue defendido por sus diputados socialistas durante su presidencia como digno sucesor del Che Guevara.

Pero este fanatismo y desconocimiento histórico no es exclusivo de la izquierda francesa. En el Reino Unido, el líder del partido laborista, Jeremy Corbyn, ha sido ferviente defensor del régimen socialista en Venezuela, así como en EE. UU., Bernie Sanders – otro socialista miembro del club de fans de los Castro- que fue precandidato a la presidencia.
Islam
Pero la idealización de ideologías que suprimen la libertad de expresión y niegan al individuo sus derechos, en pos de lo colectivo, no se limita meramente al socialismo y sus exponentes genocidas, ahora ha incorporado al islamismo.
Poco después del atentado terrorista -perpetrado por un islamista- que arrebató la vida de 86 personas en la ciudad francesa de Niza, el diputado de izquierda francés, Mélenchon, comparó en Twitter el tratamiento de los musulmanes en Francia con el de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Esto fue simultáneo al hecho que Sonia Nour, asistente de un alcalde comunista en el suburbio parisino describió al tunecino que apuñaló a muerte a dos mujeres jóvenes fuera de la estación de tren de Marsella mientras gritaba ‘Allahu akbar’ como un ‘mártir’.
Incluso Carlos el Chacal, cuyo nombre real es Illich (en honor al líder de la revolución socialista soviética, Vladimir Illich Lenin), el terrorista venezolano que cumple cadena perpetua por el asesinato de agentes federales franceses, se ha convertido al islam; adoptando dicha religión a sus principios marxistas.
Sostiene que el Islam revolucionario “ataca a las clases dominantes para lograr una redistribución más equitativa de la riqueza” y que “hoy en día el Islam es la voz de los oprimidos”.
También entre figuras de la prensa han surgido expresiones similares. El periodista francés de izquierda, Edwy Plenel, acusó el año pasado a Charlie Hebdo de librar “una guerra contra los musulmanes”.
Libertad de Expresión
Equiparar una agresión física, y como tal una guerra, a una caricatura, es parte de una tendencia en auge; donde se excusa limitar lo que los otros dicen porque ofende, pagando con su libertad -en prisión- o con su vida en el caso del terrorismo.
Para conmemorar el tercer aniversario de los asesinatos de Charlie Hebdo, el sábado se celebró en París un evento titulado “Still Charlie!” (todavía Charlie). Asistieron personalidades representativas, desde el ex primer ministro, Manuel Valls, hasta Inna Shevchenko, fundadora del grupo de protesta feminista, Femen. En una entrevista con Le Figaro, uno de los organizadores, Laurent Bouvet, explicó que el objetivo de la manifestación era expresar su compromiso inquebrantable con la libertad de expresión.
Es una libertad aún bajo ataque, no solo de los islamistas, sino también de sus aliados de izquierda, los terroristas intelectuales, cuyo objetivo es intimidar a los críticos con las acusaciones de “islamofobia”.
Dijo Bouvet que “hay una parte de la izquierda que se niega a ver la realidad de la ideología islámica en el trabajo bajo diferentes formas”. “Hay terrorismo y jihadismo, por supuesto, pero también se ve en discursos y eventos hábilmente organizados para avanzar hacia el dominio público de ciertas ideas, en particular las que se oponen a la igualdad de los sexos y la libertad de expresión”.

Feminismo
Esta igualdad de los sexos que menciona el defensor de la libertad de expresión, es algo que en círculos feministas no genera disonancia con la doctrina islamista. Gracias a lo que los neomarxistas llaman “transversalidad“, se aplica la dialéctica marxista que divide a la sociedad entre oprimidos y opresores para aplicarlo no solo a sectores económicos, como en el marxismo clásico, sino también de raza, religión y sexo.
Tanto es así que activistas de la agrupación feminista radical pagan multas por profanar iglesias francesas, mientras que civiles franceses son sancionados con cárcel por instigar contra mezquitas; quebrando así la igualdad ante la ley, tanto por quienes agreden, como hacia quién y dónde va la agresión; patrón que se repite en varias naciones europeas.
Esta era precisamente la clase de personas que Charb tenía en mente cuando escribió, “Cartas a los estafadores de la islamofobia”, un ensayo que se publicó tres meses después de que él y sus colegas de Charlie Hebdo fueron asesinados.
Pese a los sucesos sanguinarios que mancharon las calles de Francia, la defensa de la libertad de expresión no trasciende las redes sociales. El año pasado, la Universidad de Lille canceló una producción teatral de la obra del caricaturista asesinado, Charb, por temor a provocar disturbios.
Sin embargo, pocos meses después, la misma ciudad socialista organizó las celebraciones para conmemorar el 50 aniversario de la muerte del Che Guevara.
Para el periodista inglés, radicado en Francia, Gavin Mortimer: “Dice mucho sobre la idiotez de muchos de los franceses que pueden celebrar la vida de un guerrillero sudamericano, pero no la de uno de los suyos que murió porque creía en la libertad de expresión”.
Finalmente, los enemigos de la libertad individual se agrupan en distintas ideologías que terminan por hacer lo mismo: colectivizar a las personas por su credo, su sexo e ideología y quien esté en desacuerdo debe ser silenciado, sentenciado y en el peor de los casos asesinado, tal como lo hizo El Che.
Fuente: PanamPost