Estudiantes de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas marchan el miércoles hacia el Capitolio de la Florida en Tallahassee para exigir más control de las armas. Gerald Herbert. AP
El sistema de escuelas públicas de Miami-Dade ha solicitado al gobierno de la Florida $30 millones adicionales este año con el fin de mejorar su protección contra tiroteos.
La solicitud, enviada por Alberto Carvalho, superintendente del sistema escolar, contempla instalar cristales blindados en puertas y ventanas, sistemas avanzados de revisión de medios sociales, y trabajadores sociales que detecten a estudiantes con problemas que puedan degenerar en actos de violencia.
Con ese dinero, según explica el artículo Tras tiroteo, escuelas de Miami-Dade piden $30 millones para mejorar seguridad, de Douglas Hanks [el Nuevo Herald, 20 de febrero], el sistema escolar contrataría más policías, expertos en salud mental y especialistas en detectar amenazas en los medios sociales, e instalaría puertas automáticas y nuevos sistemas de altavoces en las escuelas para mejorar su seguridad.
La solicitud del sistema escolar contempla la contratación de 100 policías escolares adicionales, y también a profesionales especializados en salud mental y trabajadores sociales.
La carta también expresa que el gobierno del estado debe evitar que las personas con trastornos mentales o emocionales puedan adquirir armas de fuego.
Este punto es de una importancia crucial: nadie con problemas psicológicos que puedan llevar a la violencia debe tener la facilidad de adquirir armas de fuego.
Nikolas Cruz, el joven de 19 años acusado de cometer la matanza en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, nunca debió haber podido conseguir el fusil semiautomático AR-15 con el que abrió fuego contra sus ex compañeros. Pero la venta de armas en Estados Unidos es un negocio multimillonario con muy pocos controles y el respaldo de un sector cuantioso del electorado y numerosos políticos.
Una cuarta parte de la población estadounidense está armada, y se ha calculado que en el país hay más armas de fuego que habitantes.
En Estados Unidos existe un culto a las armas que se afianza en la historia nacional y también en motivaciones económicas. Pero cuando ese culto –y ese negocio– ponen en peligro la seguridad de la gente, es hora de reconsiderar actitudes y dar prioridad a lo más importante: la vida humana.
El sistema escolar de Miami-Dade ha reiterado su preocupación por la seguridad de sus estudiantes –y de sus maestros y personal escolar– y hace muy bien al pedir al estado más recursos para aumentar la protección en los planteles.
¿Tallahassee tendrá un oído receptivo? Esperamos que sí. Esperamos que la masacre de la escuela secundaria en Parkland sacuda las conciencias de los políticos. Que los impulse a tomar medidas para que una matanza espantosa como esa no vuelva a ocurrir, ni en la Florida ni en ninguna parte de la nación.
La violencia con armas de fuego y su saldo terrible exige la aprobación de leyes que regulen la compra y la posesión de armas. La Segunda Enmienda de la Constitución puede dar el derecho a tener armas, pero no prohíbe regular esa tenencia.
Entretanto, proteger a nuestros estudiantes y maestros de la demencia homicida de cualquier trastornado que no debería tener un arma, es una tarea fundamental. El gobierno del estado debe otorgar al sistema escolar de Miami-Dade los fondos solicitados para que las escuelas sean más seguras.