Alto funcionario Demócrata declara tácticas de fraude electoral mediante boletas por correo (Flickr)
Una exclusiva del medio New York Post reveló las declaraciones de un alto funcionario demócrata sobre los fraudes electorales mediante las boletas por correo y el voto ausente en EE.UU.
Si hay algo que se está debatiendo fuertemente en los Estados Unidos es cómo saldrán a votar los americanos en los próximos comicios presidenciales del 3 de noviembre. Por un lado, los republicanos —con Trump a la cabeza— promueven la vía presencial como la forma más efectiva de ejercer su derecho al voto, en la otra esquina están los demócratas con toda su maquinaria mediática intentando imponer los votos vía correo electrónico como la forma más segura por la pandemia.
Se ha mencionado mucho sobre la posibilidad de un fraude electoral si la votación se llevara por medio de boletas por correo y el voto ausente, algunos aseguran que esto es una posibilidad latente, otros dicen que es «un mito» impuesto por Trump para obligar a la gente a asistir a las mesas pese a la pandemia.
Lo primero que hay que saber es que el voto ausente —como se le conoce— no es algo nuevo, de hecho, tiene más de un siglo de práctica, pero siempre se ha implementado para casos específicos con justificaciones fidedignas para faltar a la mesa electoral. A raíz de la proliferación global de la COVID-19, la discusión es si la utilización de las boletas por correo se hace masiva por el «peligro de contagio» o si la gente va y vota presencialmente como hace la mayoría.
Por ello es significativa la información que publicó el New York Post, de la mano del periodista Jon Levine, la semana pasada: «Un alto funcionario demócrata dice que el fraude electoral, especialmente con las boletas por correo, no es un mito. Y lo sabe porque lo ha estado haciendo, a gran escala, durante décadas».
Según comentó la fuente anónima en el artículo citado, «el fraude es más la regla que la excepción» en la votación ausente. El informe indicó que quien revela todo esto es un alto funcionario demócrata, que utilizó técnicas de fraudes electorales en los «comicios municipales y federales en Paterson, Atlantic City, Camden, Newark, Hoboken y el condado de Hudson, y sus huellas digitales se pueden encontrar en las carreras legislativas, de alcalde y del Congreso locales en todo Garden State».
Cómo implementan las tácticas de fraude
La fuente del New York Post, que posee un largo historial de trabajo como consultor de campañas, aseveró que no solo manipuló y cambió boletas electorales, sino que además, «dirigió equipos de estafadores y fue mentor de al menos 20 agentes en New Jersey».
El artículo continúa explicando que en New Jersey todo comienza con una boleta en blanco enviada por correo y entregada a un votante registrado —en un sobre grande—. Luego, dentro del paquete, hay un sobre de devolución, un certificado que dice: «votante enviado por correo» que el ciudadano debe firmar. «Ahí es cuando el manipulador electoral entra en acción», dice el artículo.
Estas boletas no tienen ningún tipo de seguridad específica, como bien podría ser un sello o una marca de agua, entonces es posible que alguien pueda hacer sus propias boletas: «Simplemente paso [la boleta] a través de la fotocopiadora y sale de la misma manera», explicó el informante en cuestión.
El problema principal no son las papeletas, sino los sobres de devolución que sí son más seguros. De hecho, es imposible recrear ese sobre, por ende, «se deben recopilar de votantes reales», continúa explicando.
Aquí es donde entran los estafadores convenciendo «a los votantes de enviar las boletas completas en su nombre como un servicio público». Una vez logrado esto, el equipo de estafadores se dirigía a sus casas con los sobres sellados y los ponían sobre agua hirviendo: «Tienes que vaporizarlo para aflojar el pegamento», reveló la fuente del New York Post.
Luego era un procedimiento más simple: se quita la boleta real, se colaba la boleta falsa dentro del certificado firmado y se vuelve a sellar el sobre. Este proceso dura aproximadamente cinco minutos por cada boleta. El ritmo, es bastante lento, así que el equipo debe ser relativamente grande para lograr manipular algunas miles de actas.
Pero por eso es importante la siguiente declaración: «Una elección que se ve influida por 500 votos, 1.000 votos puede marcar la diferencia. Podría ser suficiente para cambiar de estado», le dijo el funcionario demócrata al New York Post.
Después de hacer lo más complicado que es, sin dudas, manipular un acta, llega algo clave: la distribución. Las boletas de votos por correo deben ser esparcidas por toda la ciudad y no en unos pocos buzones. El demócrata explicó que, de esa forma, «evitó la atención que frustró una operación descuidada de fraude electoral en unos comicios por el Concejo Municipal de Paterson, New Jersey, de este año, donde se encontraron 900 boletas en solo tres buzones». La fuente indicó que si se hubiesen difundido de manera adecuada no habría ocurrido nada.
El trabajo del New York Post revela que, además de esta técnica hay otras tres formas más de manipular las boletas. Entre ellas una que involucraba a los empleados postales: «Tienes un cartero que es un tipo rabioso anti-Trump y está trabajando en Bedminster o en algún bastión republicano… Puede tomar esas papeletas [llenas], y sabiendo que el 95 % van a un republicano, puede simplemente arrojarlas la basura».
También se mencionó el caso de los hogares de ancianos y, además, sobornos y reemplazo de votantes.
El informante calificó a la actividad de ir a los hogares de ancianos y ayudarlos a llenar las boletas como «una mina de oro de votos». Se detalla que en estos lugares hay enfermeras que son operadoras remuneradas. Estas señoras van por las habitaciones de las personas mayores y «literalmente completan la boleta por ellos».
El artículo explica el caso del exalcalde de la ciudad de Jersey, Gerald McCann, demandado en 2.007 luego de que lograra un triunfo con escasos votos a favor en la junta escolar local. Dijeron que, supuestamente, engañó a residentes de hogares de ancianos bastante enfermos y mayores. «McCann lo negó, aunque admitió haber ayudado a algunos residentes de hogares de ancianos con las solicitudes de boleta de voto ausente».
Fraudes más allá de las boletas
El reemplazo de votantes, por ejemplo, ocurría cuando el resto de la operación anterior fallaba. Hay estados como New Jersey o New York que no requieren identificación de votante, en Pensilvania, en su mayor parte, tampoco se necesita. Como existe información pública de quién se salta las elecciones presidenciales o municipales, se puede hacer un reemplazo: «Usted llena estas fichas con el nombre y el distrito de esa persona y va por la ciudad y dice: «Vas a ser él, vas a ser él», y así se envía a los falsos votantes a las mesas.
El artículo explica que cuando ya se está en el lugar de votación, «el votante falso se registraba, se ponía en línea y… votaba». Los impostores lo único que debían hacer es reemplazar la firma de la mejor manera posible. «En el raro caso de que un votante real ya hubiera firmado y emitido su voto, el imitador simplemente lo atribuiría a un error inocente y se largaría», se detalló en la pieza.
El tema de los sobornos también fue explicado por el funcionario demócrata. Él comentó que «los refugios para personas sin hogar de New Jersey ofrecían una fuente casi inagotable de votantes confiables que se podían comprar». Simplemente se registran en el lugar donde viven, van a las urnas y votan.
Aprobación de las boletas
Las papeletas por correo, normalmente, son repartidas y contadas por los miembros de ambos partidos en la junta electoral local; es allí donde se debate si estas boletas «pasan el corte» o deben «descartarse debido a irregularidades».
Para que no hubiera forma de objetar sus boletas entregadas, la fuente del New York Post dijo que: «Cualquier boleta ofrecida por él o su operación vendría con una esquina doblada a lo largo del certificado de votante, que contiene la firma del votante, para que los contadores de la Junta Electoral Demócrata sepan que la solución está establecida». El informante dijo que él inventó esa técnica, «la boleta no permanece doblaba, pero sí que se nota el doblado», indicó. Así es como se despista a la junta electoral hasta que el certificado del votante se aprueba; no se puede ver la boleta hasta que este último esté aprobado y, una vez la boleta sea abierta, esta se mezcla y ya es anónima.
El New York Post para confirmar si el relato del funcionario demócrata es real conversó con Hans von Spakovsky, quien es un miembro legal de la Heritage Foundation, una fundación estadounidense que promueve políticas públicas de derecha conservadora. La Heritage hizo un estudio donde encontró más de 1.000 casos de fraude electoral en EE.UU. que ocurrieron, casi en su totalidad, en las últimas dos décadas.
«No hay nada nuevo en estas técnicas», le dijo al medio von Spakovsky, quien mencionó: «Todo de lo que está hablando (la fuente) es perfectamente posible».
La exclusiva se hizo tan viral que el periodista Jon Levine fue entrevistado por la cadena Fox News para el programa Fox & Friends, el reportero calificó el relato del operador demócrata como «revelador y escalofriante».
Errores más allá del fraude
Si bien no está ligado al fraude, un ejemplo para visualizar lo poco efectivo que son las papeletas por correo es que en el pasado agosto se verificó que más de 80 000 boletas de votos neoyorquinos fueron descalificadas por llegar tarde, sin matasellos u otros defectos durante las primeras presidenciales de los demócratas. El número específico fue de 84 000, es decir, el 21 % de todas las boletas fueron invalidadas puesto que el número total de votos por correo fue de 403.103.
Así que está plenamente comprobado que los votos por correo no son ni los más efectivos, ni los más seguros. Y, en una elección tan pareja como la de Donald Trump y Joe Biden, lo mejor sería, en efecto, buscar ser los más efectivos al momento de contabilizar las papeletas para que en verdad se pueda manifestar la voluntad ciudadana americana. En ese sentido, la fuente del New York Post dio un aviso sobre el uso de las boletas por correo, el voto ausente y su seguridad: «Esto es algo real (las técnicas de fraude). Y va a haber una guerra de mierda el 3 de noviembre por estas cosas … Ellos saben cómo surgió este lío, podrían arreglarlo».
Emmanuel Rincón – PanamPost