Hace 14 años, el 11 de septiembre de 2001, los Estados Unidos sufrió el peor ataque terrorista en su territorio con una pérdida de vidas de 2,976 personas y más de 6,000 heridos en New York, en el Pentágono y en Shanksville, Pennsylvania. Ahora mientras se aproxima este viernes el 11 de septiembre de 2015, nuestra querida nación y nuestros aliados se encuentran amenazados por el brutal Califato Islámico y terroristas de al-Qaida de otro ataque masivo por los salvajes islamitas radicales.
Con el favor de Dios esto no sucederá, pero todos debemos rezar ya que muchas personas en los Estados Unidos le han dado la espalda al Señor. La administración de Obama le ha declarado la guerra a la religión sobretodo en las Fuerzas Armadas.
El presidente es un musulmán oculto y ha dicho en las Naciones Unidas que “el mundo no será de aquéllos que blasfeman al profeta Mahoma.” Al mismo tiempo que no denuncia los abusos de la ley Shariah en los países musulmanes, donde en algunos como Paquistán, blasfemar a Mahoma es pena de muerte y el adulterio se castiga con una muerte a pedradas.
Hoy en día cristianos están siendo asesinados y hasta crucificados por el mundo. En la última década más de un millón de cristianos han sido brutalmente asesinados en el Medio Oriente. Este genocidio no ha sido denunciado por Obama ni por la prensa establecida pro-Obama.
El Califato Islámico ha amenazado con matar al Papa Francisco. En Siria cristianos que hablan arameo, el idioma de Jesucristo, los matan los yihadistas de al-Qaida. Terroristas queman antiguas iglesias cristianas del siglo I y II después de Cristo y violan y secuestran mujeres cristianas. ¿Qué hace Obama? Calla y juega golf mientras matan cada vez más cristianos.
¿Qué ocurrió el 11 de septiembre de 2001?
Recordemos los tristes eventos del 9/11. Estos atentados se describen en España y Latinoamérica como 11-S. Cuatro aviones comerciales fueron secuestrados por 19 terroristas suicidas, miembros de la red yihadista al-Qaeda (15 eran de Arabia Saudita, dos de los Emiratos Árabes Unidos, uno de Egipto y uno del Líbano). Los aviones fueron usados como armamento en forma de cohetes por primera vez en el mundo estrellándolos contra edificios.
Los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines fueron los primeros en ser secuestrados. El vuelo 11 de American Airlines de un avión Boeing 767 despegó del aeropuerto de Logan de Boston rumbo a Los Ángeles.
Mohamed Atta tomó control de la cabina, probablemente después de asesinar a los pilotos, y estalló el avión del vuelo 11 de American Airlines contra la Torre Norte del World Trade Center de Nueva York a las 8:46 de la mañana. Todos a bordo y cientos en el edificio perecieron instantáneamente.
Otro Boeing 767 del vuelo 175 de United Airlines en otra parte del aeropuerto de Logan en Boston salió rumbo a Los Ángeles. El terrorista islámico Marwan al Shehhi chocó el avión del vuelo 175 de United Airlines contra la Torre Sur del World Center.
Ambas torres de 110 pisos se desplomaron matando a miles incluyendo policías y bomberos que fueron a auxiliar a las víctimas de este ataque sin precedente. La Torre Sur se desplomó a las 9:59 a.m. y la Torre Norte a las 10:28 a.m. Un tercer edificio del World Trade Center se derrumbó a las 5:20 de la tarde. Aparte de estos tres edificios 23 rascacielos adyacentes tuvieron que ser demolidos por los daños sufridos.
Un tercer avión Boeing 757 del vuelo 77 de American Airlines despegó del aeropuerto Washington Dulles rumbo a Los Ángeles. A las 9:37 de la mañana el terrorista islámico Hani Hanjour estrelló el avión contra el Pentágono volando a una velocidad de 530 millas por hora. Todos abordo murieron instantáneamente y también 125 civiles y militares del Pentágono.
El cuarto avión secuestrado fue un Boeing 757 del vuelo 93 de United Airlines que salió del aeropuerto Liberty Internacional de Newark, New Jersey rumbo a San Francisco. Estos pasajeros se enteraron al recibir mensajes de los ataques contra el World Trade Center al recibir mensajes de sus familiares y se dieron cuenta que los terroristas estrellarían su avión contra algún edificio importante. Entonces los pasajeros valientes que estaban desarmados decidieron intentar tomar control del avión.
El terrorista Ziad Jarrah, quien piloteaba el avión, comenzó a moverlo rápidamente hacia la izquierda y derecha y hacia arriba y abajo para impedir que los pasajeros llegaran a la cabina. Al ver que los pasajeros iban a penetrar la cabina, Jarrah decidió estrellarse en un campo cercano a Shanksville, Pennsylvania volando a una velocidad de 580 millas por hora. Jarrah gritó varias veces “Allah es grande” al estrellar el avión a las 10:03 de la mañana.
Estaban sólo a 20 minutos de Washington, D.C. El objetivo de los terroristas de este avión, como explicó posteriormente el líder de al-Qaeda, Khalid Shaikh Mohammed, quien planeó el atentado, era estrellarlo contra el Congreso de los Estados Unidos. Los pasajeros valientes desarmados lo impidieron y salvaron muchas vidas en el Capitolio y en el Congreso.
Estados Unidos no estuvo alerta para prevenir el 9/11
Verdaderamente el gobierno de los Estados Unidos no prestó la debida atención al peligro inminente de al-Qaida y su líder Osama bin Laden, a pesar de los ataque previos en el exterior y en nuestra nación. El 26 de febrero de 1993 nueve terroristas de al-Qaeda y afiliados a la Hermandad Musulmana explotaron un camión bomba en el parqueo subterráneo de las torres gemelas del World Trade Center matando a seis personas e hiriendo a más de mil. Un agujero del tamaño de siete pisos se formó después de la explosión.
Todos estos terroristas fueron dirigidos por el llamado “Sheikh Ciego”, Omar Abdel-Rahman (en árabe: عمر عبد الرحمن, ‘Umar ‘Abd ar-Raḥman; nacido el 3 de Mayo de 1938), fueron capturados y condenados ante las cortes de los Estados Unidos. Omar Abdel-Rahman llamado en esta nación “The Blind Sheikh”, fue sentenciado a cadena perpetua. Otros atentados planeados por estos terroristas contra el Túnel de Lincoln y puentes en Nueva York fueron abortados por nuestros servicios de seguridad.
El 7 de agosto de 1998 al-Qaeda voló las embajadas de los Estados Unidos en Nairobi, Kenya y Dar es Saalam, Tanzania, matando a varios estadounidenses y ciudadanos esos dos países. Después, el 12 de octubre de 2000, al-Qaeda explotó un bote bomba con terroristas suicidas al lado del destructor USS Cole matando a 17 marineros e hiriendo a 39 y casi hundiendo nuestro barco de la marina de guerra en Yemen.
El Congreso y la rama ejecutiva de nuestra nación no actuaron rápidamente para destruir al-Qaida radicada en Afganistán. En el reporte de la Comisión del 9/11 publicado el 22 de julio de 2004 se explicó que los presidentes Bill Clinton y George W. Bush, aunque estaban conscientes del peligro que al-Qaeda representaba para nuestra nación, no dieron órdenes al Pentágono de atacar los campamentos de al-Qaeda en Afganistán con tropas especiales, con nuestra aviación o con cohetes de los barcos de nuestra marina de guerra. Un ataque militar preventivo que hubiera matado a Bin Laden y la mayoría de los terroristas de al-Qaeda hubiera evitado la tragedia del 9/11.
La Comisión Bipartidista del 9/11 encontró que nuestra nación falló en imaginación, política de defensa y seguridad nacional. El gobierno también falló al no intercambiar y compartir la información obtenida por algunas de sus agencias de inteligencia con el resto del gobierno y al abstenerse en dar la orden a las fuerzas armadas a que destruyeran los campamentos de los terroristas.
El gobierno de nuestra nación debió haber pensado que si al-Qaeda había usado camiones bombas y barcos bombas también hubiera podido usar en el futuro aviones secuestrados como armamento. Más aun cuando en Manila se descubrió un serio plan de al-Qaeda de volar con bombas varios aviones que volaban desde las Filipinas a nuestra nación.
Hoy en día terroristas en Libia han capturado varios grandes aviones que se encontraban en el aeropuerto de Trípoli y estos aviones pueden ser usados para ataques contra edificios o para transportar terroristas a través del mundo. Actualmente se teme que durante el décimo tercero aniversario del 9/11 nuestra nación sea atacada una vez más en venganza por la muerte de Osama bin Laden o por los ataques aéreos de nuestra Fuerza Aérea contra el Califato Islámico en Iraq.
Aunque la muerte de Bin Laden fue una gran victoria para nuestra nación, al- Qaeda no ha sido destruida. Todo lo contrario está más fuerte que nunca y se ha expandido por África y el Medio Oriente.
Durante el aniversario del ataque de las Torres Gemelas y el Pentágono el 11 de septiembre del 2012, Anwar al Sharia, una organización afiliada a al-Qaida atacó la misión diplomática y el Annex de la CIA que estaba localizado a una milla del llamado consulado en Bengazi, Libia asesinando al embajador Chris Stevens y tres otras personas. Obama prometió atacar a estos asesinos, pero solamente ha capturado a uno de los más de 120 terroristas después de más de un año.
Varios grupos terroristas afiliados a al-Qaida y el diabólico Califato Islámico han prometido que tomarán venganza contra nuestra nación. De hecho, la coalición de facciones radicales, encabezada por al-Qaeda, se ha fortalecido en Yemen y a través del Medio Oriente y África. El Califato controla gran parte de Siria y Iraq. Este cáncer tiene que ser extirpado lo antes posible para proteger la seguridad nacional y la de nuestros países aliados
Por esto el FBI y agentes de la policía en nuestras grandes ciudades están en alerta ahora que nos aproximamos al décimo cuarto aniversario del 9/11 para evitar que nuestra nación pueda sufrir un serio ataque de al-Qaeda o del Califato Islámico ya que Obama no ha sellado nuestra frontera con México donde han entrado y siguen entrando terroristas. El peligro también continúa sobre todo por terroristas Islámicos domésticos como los dos hermanos de Boston que detonaron bombas en Boston.
Arabia Saudita participó en el ataque del 9/11
Paul Sperry escribió un artículo llamado “Inside the Saudi 9/11 Cover-up” ((Encubrimiento del 9/11 Saudí) que fue publicado por el New York Post el15 de Diciembre, 2013. Sperry explicó que fue parte de la familia real de ese país traidor. Nuestro gobierno participó en el encubrimiento del ataque.
Ni el Presidente George W. Bush ni el Presidente Barack Obama le han permitido al pueblo ver las 28 páginas clasificada de las 800-paginas del reporte 9/11. El nombre del reporte es “Joint Inquiry Into Intelligence Community Activities Before and After the Terrorists Attacks of September 11, 2001”. Miembros del Congreso que participaron en las investigaciones ya han revelado la participación del Reino Saudí.
El Reporte fue publicado en 2002.
Zacarias Moussaoui, un ex miembro convicto de al-Qaeda acusó a tres miembros de la familia real Saudí.
Zacarias Moussaoui está sirviendo una sentencia de cadena perpetua en una prisión “supermax” en Colorado por haber planeado los ataques del 9/11.
¿Quiénes fueron los traidores?
El Príncipe Bandar bin Sultan que sirvió por 22 años de embajador de Arabia Saudí en los Estados Unidos.
El Príncipe Turki al-Faisal que fue embajador de Arabia Saudí en los Estados Unidos.
Príncipe Alwaleed bin Talal el más rico de la familia real.
El Rey Salman bin Abdul Aziz al Saud de Saudi Arabia financió a al-Qaeda y el ex senador Bob Graham dijo que existió una conexión directa de algunos de los terrorista del 9/11 con el Reino Saudí.
Es muy triste que Khalid Shaikh Mohammed, quien planeó el atentado del 9/11, no ha sido juzgado y condenado a muerte junto con los otros terroristas que se encuentran en la base naval de Guantánamo. Aun peor, los cinco peores generales y ministros Talibanes que ayudaron a los terroristas de al-Qaida a los ataques del 9/11 fueron cambiados por un soldado estadounidense que desertó en Afganistán por orden del traidor que reside en la Casa Blanca.
El presidente Barack Obama, como el presidente George W. Bush, no han permitido dar a conocer un informe secreto que explica que miembros de la familia real de Arabia Saudita estuvieron implicados en el ataque del 9/11. Ya es hora que se haga justicia y que se diga la verdad de lo que ocurrió. ¡Justicia demorada es justicia negada
En enero 27, 2015 el Presidente Barack Obama visitó al Rey Salman bin Abdul Aziz en Riyadh, Saudi Arabia.